Joan Feliu en Qué Castelló


Joan Feliu: "En 'El asesino gourmet', Wagner y el Santo Cáliz son las claves y las canciones de Perales marcan el desarrollo"




 de Què! Castelló, el jueves, 15 de diciembre de 2011
Manuel Bosch / Joan Feliu Franch (Onda, 1969) está en plena gira de presentación de su segunda novela, ‘El asesino gourmet’ (Finis Terrae), en la que cuenta las peripecias de Ernesto Martín, profesor del Conservatorio Superior de Música de Valencia, aficionado a la cocina y experto silbador del repertorio de éxitos musicales de Perales, quien descubre una noche el cadáver devorado de su amigo, el tenor Juan José Jurado. Entre música de Wagner, el Santo Cáliz de la catedral de Valencia, las sectas secretas, el canibalismo y la gastronomía se desarrolla esta historia que mañana, viernes, presenta en La Cassola, de Onda, a las 20:00.
Doctor en Historia del Arte, Joan Feliu ha dedicado gran parte de su vida a la docencia universitaria y a la investigación, especialmente en el campo de la gestión cultural, como demuestra en Castalia Iuris. Es autor de una docena de ensayos y merecedor de varios premios. Se estrenó como novelista con ‘Azogue’, pero ahora es hora de hablar de ‘El asesino gourmet’.

  Presentación de 'El asesino gourmet' en Castalia Iuris, con Joan Feliu y Chimo Serrano.




¿Cómo podemos definir ‘El asesino gourmet? ¿Novela negra, humor….?
“Es difícil clasificarlo. Se puede incluir dentro de la novela negra, pero con gran contenido de ironía, de sentido del humor. Tiene contenidos psicológicos, históricos… No sé si se podría definir también como novela del desencanto, o del absurdo. Es un estampado de géneros. Todos los capítulos están planteados con una narración y una sentencia final. No aporta grandes enseñanzas, ni trata sobre temas truculentos. Es novela blanca, no ofensiva. Aparecen instituciones como la Iglesia o la Universidad, pero no hoy ataques ni a ellas ni a personas”.
¿Explicas en qué consiste esa idea de la sentencia por capítulo?
“Son sentencias sacadas de las leyes que complementan a la ley de Murphy. Algunas son inventadas, otras no. Por ejemplo, la ley de Royale: ‘La gelatina tiembla porque sabe lo que le espera”. Siempre a la finalización de cada capítulo, que son muy cortos”.
A nivel narrativo, se pueden diferenciar dos partes.
“La primera parte es un diario. Cada anotación del protagonista empieza con un título anecdótico y termina con su sentencia. En la primera parte hay dos  narradores. Leemos el diario del protagonista y a la vez aparece la voz del narrador omnisciente que cuenta lo que le pasa por la cabeza al asesino. En la segunda parte, el narrador da su testimonio de lo que pasa. No aconsejo el uso de esta fórmula, pero a esta novela le daba ritmo”.
En tu primera novela, ‘Azogue’, tenía su protagonismo la alquimia, en ésta la gastronomía. ¿Algún motivo para escoger los temas?
“En ‘El asesino gourmet’, más que la gastronomía, es la música la que tiene importancia. La parte culinaria es un atrezzo para el asesino, un experto en la gastronomía de Valencia. Wagner y el Santo Caliz son la clave”.
¿Y Perales?
“El protagonista tiene la discografía completa de Perales y son sus canciones las que marcan el desarrollo del argumento”.
Lo que no desaparece es tu afición por moverte en un mundo de asesinos y asesinatos.
“Cuando cuentas una historia muy excesiva, muy exagerada, puedes cubrir las carencias literarias. No puedo contar emplear 5.000 líneas de texto para describir un paisaje, así que pasan muchas cosas para compensar. Lo que hago es exagerar las cosas que ocurren en la vida, que suelen ser aburridas”.
Eres doctor en Historia del Arte, además de director cultural de Castalia Iuris. ¿Cómo surge la idea de escribir novela? ¿Es una válvula de escape?
“La primera vez que me planteo escribir es para dar salida a investigaciones que había hecho. Tenía sugerencias basadas en hipótesis, pero no las podía usar en trabajos de investigación, ya que debía ser riguroso. Pero en la literatura puedo utilizar esas hipótesis, porque no importa si es verdad o no lo que cuento. En este caso, me baso en unos trabajos científicos que realicé hace unos años sobre Wagner. Al final del libro cuento lo que es verdad y lo que es inventado. Escribir novela es liberación, divertimento, pasarlo yo bien y que la gente se lo pase bien leyendo. Además, también hay un poco de vanidad. Gusta eso de que durante unos días todo el mundo te dé palmaditas en la espalda, que te entrevisten”.
¿Te definirías como ‘escritor’?
“Sí que me considero escritor, en algunos momentos sí que lo soy. En otros, soy profesor, en otros gestor cultural, en otros persona… Sí que tengo costumbres propias de los escritores, como ir con una libreta y anotar cosas”.
¿Cuáles son los referentes literarios que te marcan a la hora de escribir?
“Me gustan tipos de literatura muy diferentes. Para algunos personajes, Javier Marías es una fuente de inspiración, Pérez Reverte en otros. Aunque no quiero compararme con ninguno de ellos. A nivel más próximo, la ironía inspirada en Javier Aguilella. Además, Víctor Maicas me aconsejo algunas soluciones gramaticales”.
¿No hay dos sin tres?
“La tercera historia para una novela está en fase muy embrionaria. Debo tener ideas, varias historias que desarrollar. Pero soy escritor de verano, ya que necesito tranquilidad para escribir. Verano o Pascua”.
¿Cuánto tiempo te llevó escribir ‘El asesino gourmet’?
“Escribirlo, entre agosto de 2010 y Navidad. He tenido que esperar un tiempo para corregirla, y ese tiempo me ha ayudado a corregir cosas. He recorrido los espacios en los que se desarrolla la acción de la novela. En lugar de inventar una casa, la he fotografiado y la he introducido en la obra. Lo que hago también es interpretar la novela como si fuese cada uno de los personajes para ver si es creíble” 
¿Qué diferencias se observan entre ‘Azogue’ y ‘El asesino gourmet’?
“Hay diferencias literarias, de ritmo. La primera era muy histórica y documentada. En esta segunda, hay una parte histórica, pero está por debajo de la intención de mantener una estructura gramatical y literaria. Lo importante era contar cómo. Tendemos a creer que lo que cuenta es el narrador de una novela es verdad, pero si lo cuenta el protagonista, es su verdad, subjetiva. Y si intervienen otras personajes, igual se ve que no es tan verdad lo que se nos contaba”.
Cambias de editorial: de Bohodón a Finis Terrae. ¿El motivo?
“Bohodón, por cuestiones económicas, está decantada hacia publicaciones institucionales, y cuando decide arriesgar, lo hace por escritores noveles de poesía, Finis Terrae me hizo una oferta para editar la novela, con análisis de ventas y acepte. El ‘problema’ podría ser que está en Santiago de Compostela, y no nos conocemos directamente, pero no debe ser obstáculo”.
¿Fue la única opción?
“No, la presenté a varias editoriales. Algunas estaban predispuestas, pero pedían una serie de compromisos, buscando no arriesgar en dinero. En Finis Terrae la leyeron, hicieron un estudio y hay acuerdo. No quiero hacerme rico con esto”.
Cuando pase el tiempo de las palmaditas en la espalda, ¿qué te gustaría que permaneciese?
“Me gustaría encontrarme con gente que la haya leído y que sonriesen, pensando ‘este canalla me ha hecho pasar un buen rato’. Eso sería perfecto”.

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