El tiempo sin ti

La poetisa, enamorada del prosaico, le confesó:
-No me imagino el tiempo sin ti
-Empo -Le respondió él.

Jinquer


Prólogo al nuevo libro de Jinquer: Por tierras verticales. Poemario con poemari, cuya presentación tendré el placer y orgullo de hacer en Castalia Iuris el 4 de abril a las 19h.

Pasión y entrañas son palabras que bien pueden definir esta colección de poemas. 
Creo que la obra poética de Jinquer  ha llegado a un momento de reconocimiento y visibilidad. Luego de recorrer un camino de experiencias distintas, condensado en parte en Paulistas al Poder, Jinquer  se nos aparece con unos versos que demuestran la fuerza de su convicción amorosa por la poesía, hasta el punto que se podría afirmar que, a estas alturas de su devenir, vivir y escribir se antoja una misma cosa para este hombre que parece secarse como una planta sin riego si no se expresa negro sobre blanco.
Este libro aúna en sus líneas todo el lirismo de la poesía de Jinquer, aderezada con los sentimientos más intensos que puede acoger el ser humano: la ilusión del amor, la angustia por la ausencia del amado, la tristeza por la muerte, la desolación por el fracaso, el enojo por la injusticia y la duda, siempre la duda ante la vida.
Es, por tanto, un texto caleidoscópico en el que predominan los colores íntimos. Es el amor el verdadero tema fundamental de la poesía de Jinquer; el amor como impulso y como interrogante, el amor como desamor. No es sorprendente, ya lo sé, incluso se diría que, en general, la poesía es posible sólo con la fuerza que proporciona el movimiento del amor. 
Jinquer, experto en el sabroso amor y el dolido desamor, al menos el lírico (no he indagado otros adjetivos ni facetas de su arte amatoria), está ávido de explorar los lados sombríos de lo que desea, sombríos en cuanto a faltos de luz y claridad, no sombríos por vergonzosos o prohibidos, aunque a veces también sea aplicable este segundo sentido; y está deseoso por indagar aun cuando ese deseo no tenga un nombre preciso y deba ser descubierto, inevitablemente.
En la desdicha de fondo que siempre me parece ver en toda poesía, y que Jinquer pretende cubrir con ráfagas de amor y protesta, no deja de haber una especie de inadecuación. Jinquer es un poeta que intenta comprender y amar lo cotidiano, lo sencillo y hasta lo bizarro, sin embargo ve y distorsiona con lentes potentes las cosas y los seres que lo rodean en favor de una escritura que, más que describir de manera mimética, roza lo real con una escala diferente a la de la exactitud, como si entre las cosas (entiéndase sociedad) y Jinquer hubiera siempre un cristal que le permitiera verlas de otra manera. 
También a veces levemente irónico y otras menos malhablado o airado (aunque travista poemas como canciones de Rock), Jinquer muestra un yo poético atribulado pero sin estridencia ni lamentos exagerados. Es curioso que la ironía esté predominantemente en prosa, como en la lucha de un camarero contra las tragaperras en “Otra salida (y esta vez, con bares por molinos)”, y en cierta medida también en “Promet(e)o” o “Ecos narcilados”; como si la poesía, por íntima, fuera menos adecuada, lo cual explicaría la mezcla de estilos en otras composiciones mixtas como “Reír” o “Marcas”.
Pero, para mí, y quizá por el regusto de la última parte en valenciano, este libro es el de un poeta enamorado como acaso no esperábamos. El amor puede ser descrito, dicho o presupuesto, pero, si algo nos regala Jinquer a modo de decantación, es, en verdad,  una fanfarria de sensaciones que van, como besos, de boca en boca, de labio en labio, de verso en verso. Su voz se esmerila al cantar al amor y la prueba final de esa aporía es escribir como si fuera morder y engullir, volver propio lo ajeno, hacer del otro uno, como el animal que conserva lo que tuvo devorándolo.
De entre todas las cosas que se pueden hacer con el lenguaje: pedir, explicar, insultar, preguntar, contar, aburrir, sonreír, excitar... Jinquer elige construir sentimientos, uno detrás de otro. Los poemas de Jinquer están hechos de sentimientos, de líneas de palabras que se desvanecen al ser leídas para transformarse en otra cosa ya dentro de nuestras entrañas. 
Pero Jinquer también bebe del significado simbólico de sus raíces geográficas, presentes en su propio pseudónimo, en el idioma, no sólo el de los versos finales sino también el de los del principio, y en la aparición del lugar, esa tierra vertical, como huella de las relaciones que se establecen entre personas. Espacio, pero también tiempo, lugares de pruebas e incertidumbres, lugares de memoria, lugares de todo el mundo.
Hay poetas que buscan en sus experiencias enterradas en la profundidad de la tierra una especie de tesoro donde hallen el secreto de la lengua. No es el caso, para Jinquer simplemente existen imágenes que insisten en regresar, aún viniendo de otros países y épocas, y ya no de manera exacta sino transfiguradas. En ese sentido, la experiencia, su recuerdo, su conocimiento, por mínimo que sea, se torna un acontecimiento que reverbera durante toda la vida. Jinquer bucea en el sueño de la evocación, insiste, de manera tenaz, en recordar, porque sabe que allí, en ese territorio líquido y oscuro de la evocación se encuentra la fuente de revelaciones que nunca se agota.
En Jinquer la escritura se convierte en una lucha por dar significado a sus experiencias y saberes. No importa cuán mínima o insignificante parezca esa experiencia. Lo importante es que Jinquer establece de antemano que tiene un significado para él. Y que ese significado ha de encontrarlo y revelarlo, lo que no es tarea nada fácil.
No obstante, en estos poemas, la revelación de ese significado nunca asume, como podría esperarse, la forma de una conclusión general sobre el sentido de la vida. Es más bien al contrario, Jinquer parece confiar en que la sola narración de los hechos o la descripción de sus sentimientos, son suficientes para que el lector mismo encuentre el significado.
Me da la impresión de que a través del rodeo que significa la poetización de sus historias, pensamientos y sentires, Jinquer recupera el espacio mítico de su experiencia vital, que se manifiesta a su vez, y acaso en primer término, como una reverberación en la materialidad misma del idioma. Algunas de aquellas palabras oídas antaño o inventadas recientemente aparecen en sus poemas, configurándose como una de las características de su lenguaje poético. No hay abuso ni mucho menos de este recurso, sino que más bien produce un efecto de lejana resonancia de otra voz en medio de un lenguaje ya de por sí enrarecido a causa de los procedimientos poéticos a que lo somete, al menos para un escritor en prosa y también prosaico como yo. En tal sentido, nada más alejado que una mímesis de la oralidad.
Reconozco de su anterior poemario el ritmo conversacional apasionado pero sin sobresaltos, el corte de verso constante y esperado. En muchos casos, el decir jocoso de Jinquer se salpica de reflexión. No todo lo expresado en sus poemas son chuzas verbales o requiebros festivos, sino que está también la reflexión, a veces mordaz. No quiere usar Jinquer el canto como un puro juego lírico o ameno. Existe en sus palabras amor, dolor y rabia flotando en la intimidad del verso, como si el poeta se impusiera la obligación de ser testigo de la verdad, de la vida, del gozo y también del sufrimiento.
Al escribirlo, Jinquer saca todo eso a la calle, nos lo regala, y al leerlo, lo hacemos nuestro. ¿Qué mejor uso puede tener la poesía? Es en el Canzoniere de Petrarca, en la canzone 126 (“Chiare, fresche, dolci acque”) donde, hacia el final, el poeta reasume la voz para dirigirse a la canción misma, diciéndole en el último invio: 
Se tu avessi ornamenti, quant’hai voglia,
poresti arditamente
uscir del bosco, e gir in fra la gente.

 Canción, si tu fueses tan bella y ornada cómo quisieras,
 podrías, y más que osadamente,
 salir del bosque e irte entre la gente.

Salgan estos poemas del bosque de montones de libros en estantes y catafalcos de librería, y caminen entre la gente. 

El coco


A vegades els remeis tradicionals aconseguien el contrari al que es proposaven. Per exemple, per a aconseguir que ens adormírem, de menuts, es van inventar les cançons de bressol. Que igual la música era apropiada, però fallaven en la lletra. Com eixa que Deia: “Duérmete niño, duérmete ya que vendrá el coco y te comerá…” I tu: Com? Què vindrà qui? O siga que després d'esta informació tu vols que jo m'adorma? Clar et passaves tota la nit amb els ulls com a plats. I és que deies: “Collons si ha de vindre el coco almenys que m'agarre despert!

La gent diu de cada cosa.


La gent diu de cada cosa. Jo hi ha vegades que passe de contestar. Per exemple, als que assenyalen la seua monyeca quan pregunten per l'hora… Ja sé on està el meu rellotge, col·lega on tens el teu? M'assenyale jo els ous quan pregunte on està el vàter? I els que diuen “sempre està en l'últim lloc en què mires”. Perquè clar. Qui collons continua buscant qualsevol cosa després de trobar-la? Algú després de trobar el mando baix del sofà segueix buscant-ho? O els que estan veient una pel·lícula i diuen “has vist això?”. No, he pagat 7 euros per a vindre al cine i mirar el terra, que et pareix? I especialment els que pregunten “puc preguntar-te una cosa?”. No em deixes elecció, no? Que vols que et diga: no, no em preguntes res!

La multa


L'altre dia vaig passar pel centre i vaig entrar en una botiga a arreplegar una cosa, no vaig tardar en la gestió ni cinc minuts. Quan vaig eixir, un agent de mobilitat estava omplint una multa per estacionament prohibit. Ràpidament em vaig acostar a ell i li vaig dir: -Escolte'm agent, només he tardat cinc minuts… Seria vosté més feliç si fera un xicotet gest amb un ciudatà. Em va ignorar olímpicament i va continuar omplint la multa. La veritat és que em vaig molestar un poc i li vaig dir que no tenia vergonya. Me va mirar fredament, i va començar a omplir una altra multa, al·legant que, a més, el cotxe portava les llums en mal estat. Llavors vaig alçar la veu per a dir-li que m'havia adonat que estava tractant amb el rei dels polis borinots, que era un inútil i que la seua dona en eixe moment se l'estava pegant amb el seu millor amic i que no entenia com collons deixen entrar a semblants terrosos en la policia. Ell va acabar amb la segon multa, la va col·locar al parabrisa, i va començar amb una tercera. No em vaig callar i vaig estar durant més de 20 minuts insultant-lo fins i tot en anglès. Ell, a cada insult, responia amb una nova multa. Quan vaig veure que el tema no donava per a més, me'n vaig anar prou satisfet a agafar l’autobús. Sort que m’havia deixat el cotxe a casa.
A mi m’ho va aconsellar el metge: buscat sans passatemps que t'alegren la vida, em va dir.

Brevis oratio et longa manducatio


Volem ser sibarites, gourmets, i no cal. Si està bo està bo, i si no, no t’ho menges i prou. Jo sope quasi tots els divendres amb els meus amics de sempre i normalment en el mateix bar, un bar de tota la vida, del que ja saps que es pot demanar per que és excel·lent, i que no pots demanar per que és impossible. Una nit sopant, en la taula del costat es va sentir la converça:
-Escolta tu, açò és corder o pollastre?
-Que no ho pots distingir pel sabor? Li va contestar el del bar.
-No.
-I si no pots distingir-lo, de que et queixes?.
I es que brevis oratio et longa manducatio.

Queremos ser sibaritas, gourmets, y no hace falta. Si está bueno está bueno, y si no, no te lo comes y ya está. Yo ceno casi todos los viernes con mis amigos de siempre y normalmente en el mismo bar, un bar de toda la vida, del que ya sabes que se puede pedir por que es excelente, y que no puedes pedir por que es imposible. Una noche cenando, en la mesa del lado se oía decir: 
-Escucha tú, esto es cordero o pollo? 
-Que no lo puedes distinguir por el sabor? Le contestó el del bar. 
-No. 
-Y si no puedes distinguirlo, de que te quejas?. 
Y es que brevis oratio te longa manducatio.

Anfitrión

En la mitologia grega, Amfitrió era el marit d'Alcmena, mare d'Hèrcules. Mentre Amfitrió estava en la guerra de Tebas, Zeus va prendre la seua forma per a gitar-se amb Alcmena, i Hermes va prendre la forma de l’esclau de la xicona per a muntar guàrdia en la porta de l’habitació. Tot va anar de categoria, però com que Zeus era dels que “donde pongo el jo, pongo la bala”, Alcmena es va quedar embarassada. Amb l'embaràs d'Alcmena, es va crear un enrenou, perquè evidentment Amfitrió va dubtar de la fidelitat de la seua esposa. Al final tot va ser aclarit per Zeus, que va haver de confessar,  i Amfitrió inclús es va posar content per ser el marit d'una dona triada per un dels déus. D'aquella nit d'amor va nàixer el semidéu Hèrcules. A partir de llavors el terme amfitrió va passar a tindre el sentit de: “aquell que rep en sa casa”. Per tant, Amfitrió és sinònim de cornut tranquil i feliç! Resumint: quan algú diga que eres un bon amfitrió, estigues atent! I envia’l a la merda! A voltes massa cultura no és bona.
En la mitología griega, Anfitrión era el marido de Alcmena, madre de Hércules. Mientras Anfitrión estaba en la guerra de Tebas, Zeus tomó su forma para acostarse con Alcmena, y Hermes tomó la forma del esclavo de la muchacha para montar guardia en la puerta de la habitación. Todo fue de categoría, pero como Zeus era de los que “donde pongo el ojo, pongo la bala”, Alcmena se quedó embarazada. Con el embarazo de Alcmena, se creó un alboroto, porque evidentemente Anfitrión dudó de la fidelidad de su esposa. Al final todo fue aclarado por Zeus, que debió confesar,  y Anfitrión incluso se puso contento por ser el marido de una mujer elegida por uno de los dioses. De aquella noche de amor nació el semidiós Hércules. A partir de entonces el término anfitrión pasó a tener el sentido de: “aquel que recibe en su casa”. Por lo tanto, Anfitrión es sinónimo de cornudo tranquilo y feliz! Resumiendo: cuando alguien diga que eres un buen anfitrión, ¡atento! ¡mándalo a la mierda! A veces demasiada cultura no es buena.

Hora de atreverse



Ya lo sé, no hace falta que me lo digas. Ya sé que no me podría definir como un metrosexual, es cierto. Ni soy un tío especialmente sensible. Confieso que a veces sueño con invadir el plató de Sálvame esgrimiendo latas de cerveza y dedicando obscenidades a todas las señoras del país. Vale, soy de esos a los que les gusta el olor a napalm en la selva al amanecer como a Robert Duvall en Apocalypse Now. Y sí, gasto parte de mi dinero en cosas tan importantes como la cerveza y el billar. Lo admito, mi guardarropa se resume en un par de botas militares, otro par de vaqueros Levis, unas cuantas camisetas caquis y negras, el revólver Smith & Wesson, y una cazadora vaquera con las mangas cortadas. Pero reconoce que lo que sí soy es un tipo sensato. Aquí donde me ves, tengo los pies en el suelo. Yo sé lo que es de sentido común. Y es que las cosas no son así. La vida real es de otra forma. No es que va y te sale todo bien, como siguiendo un guión de peliculita americana de amor. No, no, la vida es más cruda, más heavy, más dura, más parecida a afeitarte con una navaja mellada. Por eso es que, la verdad, me quedé a cuadros, requiescat in pace, como dicen los curas. Porque es que la tía va y dice que me quiere. Como te lo cuento tío. Y no te digo que me ama para que no suene afeminado. Pero lo dijo: te amo chirli. No te rías que te parto la cara. O te crees que a mí no me toca la moral cada vez que me llama chirli. Pues claro que me llama así porque me desea. Ostras tú, que la pongo, tío. Me pones chirli, me dice. ¿Te parece normal? Pues no brother, no es normal. Vale que yo no soy un mono de circo, un fenómeno de feria, pero la verdad es que, y tú lo sabes, vale, me he comido algún flan, pero no tengo un currículo fetén, y la tía no es un flan, que tú no la has visto. Que la tía es un pijama de los que te servían en los banquetes de las comuniones antes, con la piña en rodajas, el medio melocotón en almíbar y bien cargadito de nata montada. ¿Y sabes una cosa? Que no entiendo qué pasa.  ¿Cómo es posible que semejante mujer me quiera devorar? Y me da la neura, y me amargo, y me cabreo. Porque dudo, tío, dudo de que vaya en serio. Igual está riéndose de mí. Claro que no me quejo, no es eso, pero, ¿cómo esa tía puede siquiera mirarme? No me digas que el mundo es así de raro. El mundo lo que es, es una mierda. ¿Quieres decir que es posible? ¿Que la cosa está tan mal, que el mundo va al revés? ¿Es normal ahora que tías como esta que no deberían ni saludarte se te entreguen como un corderito? ¿Así debe ser la cosa? Pues no tío. Ya nada está como debiera. Así que le voy a dar salida, puerta, porque esto no está claro, no es natural ni de sentido común. Que yo soy más de jugar en campo de tierra y ella es de hierba de Champion League. Porque ¿sabes qué pasa? Que uno puede ser un infeliz, un fracasado, un perdedor, pero tengo sentido común. Yo soy un tío sensato. ¿Que soy un gil que no se atreve a ser feliz? ¿Esa es tu conclusión? A ver si es que tú no eres un buen amigo, tío, que yo paso de colegas. Ni Alan Ladd
en Shane, ni Clint Eastwood en Harry el Sucio necesitaron amigotes. Que no me atrevo a ser feliz, dice el coleguita...
Publicado en Castellón al mes, abril 2012.

Psiquiàtric


Durant una visita a un institut psiquiàtric, l'alcalde de la ciutat li va preguntar al director quin criteri s'usava per a definir si un pacient deuria o no ser internat.
-Bé, li va dir el director, fem la prova següent: omplim una banyera, després al pacient li oferim una cullereta, una tassa o un poal, i li demanem que buide la banyera.
-Ah, entenc -va dir l'alcalde- una persona normal usaria el poal perquè és més gran que la cullereta i la tassa. -No -va dir el director- Una persona normal trauria el tap de la banyera…
Tú què preferiries una habitació al psiquiàtric amb vistes al carrer o sense? Per que a mi m’internaven.

La soletat del bosc


A voltes les desgràcies són previsibles, i no només per una mare, que et diu: mira que cauràs, mira que cauràs, i vas i caus, si no per els éssers comuns. I més si veus pel·lícules de por, on es repeteixen les situacions. M’imagine a una xicota que acaba de conèixer a un tipus d'estrany aspecte que l’ha invitat a passejar pel bosc. Què esperes si li dius que sí? 
A la meitat del passeig va ella i es dona compte, i comença a sentir por. I li diu a l'home: 
-M'atemoreix la soledat del bosc. 
I respon amb to sinistre l'individu:
-Dons mira que a mi, que tindré que tornar-me a soles.

Cómprate un hombre


Atenció, quan vos compreu un home cal que mieru l’etiqueta: L’home no té garantia i tots els espècimens estan subjectes a defectes de fàbrica, com deixar la tovalla mullada en el llit, orinar la tapa de l'inodor, deixar-la alçada, fer vagància, desordenar les coses, criticar, reclamar, autoexaltar-se, beure massa, menjar ceba, oblidar dates d'aniversari, roncar, etc… No hi ha un patró. La solució és anar canviant d’home fins que es trobe el model ideal, i segons informen recents investigacions encara no ha sigut inventat; però no costa res intentar-ho. O si?


Atención, cuando os compréis un hombre hay que mirar la etiqueta: El hombre no tiene garantía y todos los especímenes están sujetos a defectos de fábrica, como dejar la toalla mojada en la cama, orinar la tapa del inodoro, dejarla levantada, hacer vagancia, desordenar las cosas, criticar, reclamar, autoexaltar, beber demasiado, comer cebolla, olvidar fechas de aniversario, roncar, etc ... No hay un patrón. La solución es ir cambiando de hombre hasta que se encuentre el modelo ideal, y según informan recientes investigaciones aún no ha sido inventado, pero no cuesta nada intentarlo. O si? 

Amor filial


L'amor dels teus fills i cap als teus fills, és això que et fa despertar cada dia,el que et dóna alé esperances i forces per a afrontar tots els obstacles i reptes que se't presenten en la vida. I al final de la teva vida, donaràs gràcies per eixe amor que t'acompanyà quan mes ho necessitaves. I encara així, quan la meva dona em va dir:
-Amor, amor, estic embarassada, què t'agradaria que fóra?
Li vaig respondre:
-Mentida!

Estem sols?

Entre les preguntes que ens provoca la vida mateixa, hi ha algunes que no tenen contestació. Són eixes les qüestions que donen sentit als queviures dels filòsofs. D’on venim?, cap on anem?, estem sols a l’univers?. Si no estem sols, l'encreuament de races és genèticament possible amb qualsevol bestiola provinent de qualsevol part de l'univers? 

Soy un tio normal

Soy un tio normal, lloro si estoy triste, sangro si me pinchan y lloro sangre si se me aparece la Virgen. (Osun yu presentando a Albert Pla)

Hacer planetas


Yo de mayor quiero hacer planetas, dijo el niño. ¡Cuánto daño le ha hecho Nietzsche a la infancia!

Buenas noticias


Tenemos buenas noticias para usted, dijo el doctor, la mancha rosada del pene no es gangrena sino lápiz labial.

Una flor en el culo


Muchas personas se asombran por el alto intelecto mostrado por algunos niños superdotados. Todos hemos oído hablar de pequeños genios que demuestran habilidades que ni siquiera se podrían esperar de la mayoría de los profesores universitarios. Niños prodigios a partir de 5 años son capaces de recitar de memoria todos los números primos divisores de 327.539.178.013. En dos segundos. O cantar a ritmo de bolero todas las palabras de Los hermanos Karamazov  que en swahili  comenzarían con Ng-. O dirigir una orquesta sinfónica con tal excelencia que Karajan se ahorcaría en el bosque. Parece indiscutible que estos niños deben poseer una inteligencia por encima de la media. Pues no. Mi teoría es que tienen suerte. Eso sí, una suerte que te cagas, una potra increíble. Estadísticamente es posible adivinar los títulos de todas las pinturas de Rembrandt por pura chorra. Se trata de ir probando. No es inconcebible que uno pueda tocar Clair de Lune como un graduado del conservatorio con sólo presionar las teclas de forma aleatoria. Tampoco es matemáticamente irrealizable que uno pueda recitar todos los poemas de T.S. Elliot en sánscrito sólo probando a hablar sin sentido en un idioma inventado y esperando un milagro. Estadísticamente, matemáticamente, no es imposible. Debemos darnos cuenta y aceptar, por lo tanto, que ciertas personas pueden tener mogollón de suerte desde la infancia, y no por ello ser niños prodigios. A lo mejor se les puede llamar superdotados, porque tal suerte es sin duda un gran regalo, pero no debemos pensar que son extraordinariamente inteligentes. Algunas personas simplemente tienen una flor en el culo. Las leyes de la probabilidad a veces funcionan así.  La premisa de Colvard dice que la probabilidad de que ocurra cualquier cosa es del cincuenta por ciento. O sucede o no.

Extraterrestres


Tras múltiples peticiones para que defina mi opinión sobre la existencia de seres extraterrestres, he decidido contentar a los curiosos. Quisiera empezar estableciendo un hecho: las personas que no creen en los OVNIS son lingüísticamente ignorantes. El OVNI será lo que será, pero todos hemos observado alguna vez objetos voladores que no son fácilmente identificables. Si estos objetos son naves de otros planetas es una discusión totalmente distinta. Metámonos en harina; que otras criaturas existan en un universo que creemos infinito parece una suposición razonable. Que algunas de esas criaturas tengan tecnologías superiores a las nuestras, permitiendo los viajes espaciales, también es una suposición plausible. Según ese  supuesto también resultaría probable que la Tierra reciba de vez en cuando visitas de seres extraterrestres.   Sin embargo, creer que estos seres han intentado seriamente contactar con nosotros es absolutamente ridículo. Me explico, si tecnológicamente son tan superiores, no creo que la Tierra les resulte un planeta interesante. Debemos suponer que hay un número casi infinito de planetas habitados en el vasto universo y que, en consecuencia , los viajes a través del cosmos con el fin de descubrir y explorar nuevos mundos deben ser un trabajo bastante estresante y fatigoso.  Uno sólo necesita mirar a nuestros pequeños y ridículos satélites de comunicaciones, y sobre todo, para qué los usamos, es decir, lo horrible que es nuestra televisión, para comprender que cuando los exploradores del espacio se dan cuenta de que nuestra televisión en el horario de máxima audiencia emite un programa de cotilleos entre facinerosos, sin duda pisan el acelerador en dirección al sistema planetario siguiente. Si admitimos la posibilidad de que traten de comunicarse  con nosotros, seguro que es sólo para tener un poco de variedad en su monótono trabajo de explorador,  por echar unas risas, vamos. Eso explicaría que en ocasiones se presentasen ante un par de personas al azar disfrazados con trajes espaciales brillantes, con lucecitas que hagan bip-bip, y que con una voz metálica digan: “Venimos desde Saturno. Llévanos ante tu líder”. Pues vaya mierda de organización por parte de su embajada, con lo fácil que es buscar la dirección primero en internet. No me negarán que si no es una broma no se entiende. Si se aburren mucho incluso pueden gastarnos bromas más pesadas, como secuestrar a la gente y llevar a cabo extraños experimentos con ellos, y luego soltarlos para que lo cuenten en televisión y partirse el pecho. O difundir rumores como que tienen a Elvis. Seguro que los símbolos incomprensibles en los campos de trigo son chistes en su idioma. En conclusión, creo que los extraterrestres existen, y en consecuencia deberíamos terminar con la carrera espacial, no sirve de nada poner en marcha telescopios espaciales o cohetes controlados a distancia, hay que destinar ese dinero a terminar con la telebasura vía satélite. Si no lo hacemos vamos a seguir siendo el hazmerreír de todo el universo. 

Prohibido morirse


Se hace saber, por orden del señor alcalde, que debido a las protestas de la gente y al aproximarse la fecha por todos temida, queda prohibido  morirse. Los pueblos se quedan sin varones y sin mujeres, y el pánico se apodera de quienes van a morir, así que hay razones suficientes para tal prohibición. Al que trasgreda la ley se le condenará a la pena de muerte para ejemplo y aviso de los demás ciudadanos.
La gente con doble personalidad no se suicida, comete un asesinato introvertido. A no ser que consideremos a los asesinos como suicidas extrovertidos...

Están locos estos romanos


El emperador no pudiendo soportar la deshonra arrojó a su libertina hija a los leones. Y la hija se los folló.

A veces oigo cosas sobre otras vidas


A veces oigo cosas sobre otras vidas que me resultan familiares. Y es que la otra noche me desperté sobresaltado. La habitación estaba en absoluta oscuridad y escuchaba la respiración de mi mujer. Alargué la mano y cuál fue mi sorpresa al tocar una larga cabellera rizada que se movía acompasadamente. ¡Joder! pensé (porque hasta en pensamientos se puede ser malhablado), ¿Quién está en mi cama? Al encender la lámpara vi una estupenda morena a mi lado, que se escondió debajo de las sábanas, murmurando algo así: ¡No sea maldito y apague! Debo aclarar que mi pareja habitual es también estupenda, pero rubia y de pelo liso, así que decidí despertar a la desconocida meciéndola delicadamente. Entonces me dijo: ¿Quiere el potrillo volver a empezar? Y yo repliqué cortésmente: Mire, no sé de qué me habla ni sé quién es usted. A lo que la morena respondió con un: No mames mi güero, quiero dormir un poco más. Me levanté, de puntillas salí de mi casa y me encontré en una gran avenida, paré un taxi y le di la dirección de mis padres. Un chófer con largos bigotes me miró con cara de pocos amigos y me dijo: No conozco esa calle. ¿Dígame en qué colonia queda? Entonces me armé de valor y le pregunté dónde estábamos, y mirándome como a un idiota el tipo me dijo: en Nogales, distrito de Sonora. ¡Joder! (esta vez lo dije, no lo pensé) o esto es México o una nueva actividad de la Pascua. Me bajé del taxi y regresé a mi supuesta casa. La morena estaba aún en la cama. No me atreví a mencionarle mi más absoluto desconcierto, me quité la ropa y me acosté. La morena, con ojos lánguidos me susurró al oído: Eres un tipazo, un amante bestial. Y como allá dónde fueres haz lo que vieres, me puse... digamos cariñoso. Ya iniciada la faena sonó el teléfono. Di un salto en la cama y vi que eran las nueve. Miré hacia mi izquierda para ver si la Lupita había despertado, pero estaba solo en mi cama. Abajo, en la cocina, escuchaba a mi mujer hablar con mi hijo. El del teléfono era mi compañero Jorge, que me llamaba para saber qué me había sucedido. Intenté explicarle que había estado viviendo mi otra vida en México, pero como mi relato resultaba un tanto incoherente, tuve que mentirle y le dije que me había quedado dormido.
Publicado en Arrels, 7 de marzo de 2012.

Mi querido quebrantahuesos


La idea de comprar un quebrantahuesos fue de mi hermano. Hay que reconocer que cumplió su papel: impedir que los gatos y los perros callejeros entraran en el huerto porque se meaban en las lechugas y pisaban los calabacines. El problema es que ahora que ni los gatos ni los perros se atreven a asomarse por el huerto, no podemos salir de casa. A mi hermano se le ha comido una oreja y a mí, el otro día, a punto estuvo de picarme un ojo. Esperamos, vehementemente, que pronto migre a por alimento a otro pueblo, porque nuestra despensa está menguando.

La cucaracha


La cucaracha era negra azulada, del tamaño de una naranja, y dócil y mimosa como un gato. Vivía en la bandeja de embutidos de la nevera. Toda la familia adorábamos a la cucaracha. Mi madre abría la nevera y sonreía a la cucaracha. Mi hermana no quería ir al colegio sin darle un beso. El día que murió la cucaracha fue un trauma para todos. Mi padre empezó a beber, mi madre pidió el divorcio, mi hermana se enganchó al caballo y yo empecé a escribir cosas absurdas.

El destino y el azar


Yo siempre he creído más en el azar que en el destino. 
Cuando la conocí a ella, me dijo que fue cosa del destino. 
Yo, por mi parte, pensaba que fue cosa del azar. 
Cuando ella me confió que creía que teníamos un mismo destino, yo dejé mi futuro en manos del azar y huí apresuradamente por la ventada.

Los artistas ya no se suicidan

Decidido a acabar con mi vida, me he arrojado al paso del tren. Un joven se tumba junto a mí, sin pedir permiso, mientras esperamos que el tren me desmenuce. Al poco, una pareja se acomoda a nuestro lado. Cuatro personas tendidas son suficientes para alertar al conductor, que comienza a frenar la marcha de la locomotora. Ahora el mundo del arte me loa como el representante de un radical movimiento de intervención urbana con participación espontánea del público. No es fácil suicidarse para un artista del happening. Todo el mundo quiere ser artista. Puto Arco, puto Basel...