Elogio del fracaso



Acaba de salir el catálogo de la 7 bienal del arte del desecho, un cúmulo de textos críticos excelentes sobre otros tantos artistas no menos interesantes. Os copio mi aportación al arco de no triunfo del gran Pascual Bailón, y el enlace para que os podáis descargar gratis el pdf completo.
Pascual tiene pinta de bonachón. Y es que es un tipo moderadamente feliz.
Como yo, supongo. Probablemente como tú, lector. Y creo que esa pinta de bonachón y su moderada felicidad se basan en su humanidad.
Digo esto porque allí donde el hombre es más humano es en el fracaso. Y de fracaso habla el no triunfo de Pascual Bailón. Muchos somos los que encontramos belleza en el fracaso. Cuando una persona fracasa, se presenta vulnerable y ruedan por el suelo las caretas. En cambio, supongo que por malsana envidia, siempre me ha parecido vulgar el éxito. ¿Tú te has dado cuenta, lector, de que los triunfadores de hoy son los de siempre? Seguro que no eres el único al que le huele peor la arrogancia del ganador que el sudor del derrotado. Igual al leer esto crees que Pascual y quien escribe somos amargados y resentidos, pero detén tu apresurado vivir y deléitate con la hermosura que acompaña la impotencia de lo humano y la liberación de asumirse limitados.
La vida ha hecho a Pascual Bailón autodidacta. Quizá por los años que anduvo pululando por Latinoamérica, quizá por las circunstancias de Ortega y Gasset que lo devolvieron a España, su obra crece ahora entre los árboles de una montaña del interior de Castellón (literalmente) y no se ha prodigado en las salas de exposiciones (tres en los últimos cuatro años). Así que una muestra de su filosofía vital es un lujo. Hace años, pululando yo también en otros hemisferios, anoté una frase del periodista peruano César Hildebrand. La obra de Pascual Bailón ha hecho que la recordara. Decía que el éxito suele ser el espejismo del hoy y que muchísimos fracasos son la posteridad del mañana. Así que, cuando Pascual Bailón reúne a Araceli Bailón, José d’Oleo, David Pedrajas, Cristina Hamilton, Luis Bailón, Cintia Andreu, Álvaro Pastor y Cristian Bailón; y convence para que le ayuden a Juan E. Ejarque, Reyes Sales, Cítricos Enqueixa, Expomader, Santi Caudet, Mar Pedrajas, Ángel Jiménez, Pili y Tere Bailón, Mari Carmen Hernández, Eva Pedrajas, Mari Carmen Bailón, Zoe Pedrajas, Begoña Barberá, Belén Renau y Adrián Caudet; y comienzan entre todos a montar una estructura de madera cúbica coronada y rellenada de tocones de naranjo de uno de tantos huertos muertos y abandonados, todos pintados y colgando a distintas alturas; y lo rematan con palomas de la paz dibujadas con tapones de corcho a modo de enjutas; y deciden que lo que han hecho es un arco de no triunfo; pues a mí me da por pensar: amigo Pascual, lo vuestro es un elogio a todos los que jamás serán molestados por un autógrafo; a los que agachan la mirada ante la agresividad; a los que no encuentran las palabras para declararse a esa mujer o ese hombre que los sobresalta; a los descendientes de las derrotas; a los carne de cañón colgados como tocones muertos; a los últimos que jamás serán los primeros; a los que hacen cola en el hospital público; a los que tienen la mejilla reventada de tanto ponerla; a los que lo han perdido todo alguna vez; y a los que se creen poco y valen mucho.
Porque en este mundo asesino de singularidades mandado hacer por idiotas belicosos, ¿qué es éxito y qué es fracaso? ¿Es un fracaso ser consecuente con lo que se piensa y pagar por ello? ¿Es un fracasado el apaleado a las puertas del Banco Mundial? ¿Es un fracasado el que llora a solas por las ballenas?
Pascual prefiere alimentarse de las experiencias de aquellos que surcaron los intentos de la vida y no alcanzaron más que el olvido de un fracaso. Porque el fracaso es una fosa común donde yace la mayoría, una fosa que almacena un conocimiento y sabiduría conmovedores.
Pascual Bailón nos dice a través de su arco de no triunfo que, de todas formas, él sabe que ni él, ni yo, y, piénsalo, ni tú en el fondo, perderemos esa esperanza de, aunque sea de vez en cuando, intentarlo, aportar un poquito de amor, amistad y comprensión a este desastre de mundo, porque nos hace felices que el vecino de abajo sea también feliz, y que, por unos instantes, haya una sociedad más justa gracias a nosotros, los fracasados.
El arco de no triunfo es para los que, como los que lo levantaron, como tú y como yo, no aceptan que todo siga igual aunque todo siga igual desde que nacimos.
Celebremos, amigos, abrazados a las interminables huestes de los perdedores, otra vez ser los vencidos, los fracasados.


Catálogo de la 7 bienal de Arte del Desecho

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