Remilgos


-Disculpe... ¿Me podría limpiar? - me dijo un señor calvo y con gafas, señalando el papel higiénico.
Miré al señor de las gafas, que estaba sentado en el inodoro del bar. 
El también me miraba, con gesto de súplica. 
Miré el papel higiénico. 
Volví a mirar al señor de gafas, y volví a mirar el papel higiénico.
-Usted no pretenderá que yo...
-¡Es que a mí me da un asquito!

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