La carta de amor

(Publicado en Arrels, abril de 2013)
He tenido que revisar mis apuntes de la carrera por un asunto del trabajo. Di con lo que buscaba en el fondo de un cajón del escritorio y al abrir la carpeta cayó al suelo un sobre amarillento. En él estaba escrito mi nombre y una dirección que creí recordar era la de la casa que compartíamos varios amigos en Valencia. ¿Por qué había escondido esa carta? ¿Sería una misiva comprometedora de algún amor prohibido? Advierto que aquí dónde me ven, uno ha sido joven. Me acomodé en el sofá, abrí el sobre y extraje una carta fechada un 19 de marzo, sin indicar el año. Eran dos hojas llenas de pasión que mencionaban una tórrida aventura. La firmaba una misteriosa X. ¿Quién era esa X que me había amado tanto? Tampoco tengo un currículum demasiado extenso como para olvidarme de un amor, así que me dediqué a releer la carta una vez más, buscando alguna pista para reconocer a la increíble X. Con un escalofrío rememoré las fiestas de los jueves en mi casa de estudiantes, las jornadas de puertas abiertas a todo el mundo siempre y cuando nos trajera algo de beber. ¿Por qué conservaba aún esta carta, después de tantos años? Estuve divagando tratando de recordar a esa X tan cariñosa, pero fui incapaz de dibujar su rostro, ni aquella aventura que se mencionaba en la carta. El teléfono me sacó de esos remotos recuerdos de mi juventud, era mi mujer que me llamaba. Al final de nuestra conversación le pregunté de la manera más sutil que pude: ¿Te acuerdas de los últimos años de carrera en Valencia? Y también de las fiestas en tu casa, me dijo, especialmente durante las fallas. ¡Claro, el 19 de marzo, la fecha de la carta, era San José! Pues que sepas, le dije, que en mis primeras fallas yo tuve un apasionado romance con una chiquilla encantadora y cariñosa como ninguna... Gracias, me respondió mi mujer, veo que aún te acuerdas de esa época. Te estoy hablando de X, una tía que me amaba con locura, le respondí. Y que te sigue amando, me contestó ella. Y es que no deberíamos olvidar nunca que hay gente que nos ha querido mucho y que a pesar del tiempo, nos sigue queriendo.

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